Para despedir este año 2015 en el Club de Lectura de San Miguel de Salinas hemos leído La sangre de los libros de Santiago Posteguillo. Un autor y una obra a la que la mayoría de nosotros nos acercábamos por primera vez.
A algunos el apellido del autor les resultaba algo difícil de pronunciar y recordar; otros pensaban que iban a leer un tratado de literatura algo engorroso y sesudo; había quien había oído hablar de sus novelas históricas y del gran éxito y seguimiento que tenían entre una importante masa de lectores fieles; la mayoría no sabíamos bien ante qué tipo de obra nos encontrábamos. Y después de nuestras expectativas y de haber leído la obra, todos coincidimos: nos habíamos divertido de lo lindo con una lectura amena y emotiva en donde cada uno de los capítulos nos trasladaba a un nuevo desafío de descubrimiento de la “intrahistoria” (si Unamuno nos permite usar aquí este término) de nuestra literatura. Anécdotas, enigmas, curiosidades, tribulaciones varias de algunos de los autores y obras más geniales de la literatura universal.
Me atrevo a concluir que para la mayoría de nosotros, leer La sangre de los libros ha significado, al menos:
- El acercamiento y conocimiento a autores y obras imprescindibles de la literatura universal. Nos quedaron ganas de leer muchas de las obras que aparecen en el libro y que no conocíamos.
- La comprensión del poder de la literatura como motor de cambios en la sociedad
- La confirmación de que las historias bien contadas, con un estilo y tono cercano, ameno y emotivo nos calan más profundamente
- El gozo de compartir nuestro amor por la lectura, los libros y sus creadores
Y como todo esto lo hicimos en un marco diferente al habitual, en el bar “Larocha” (por cierto, nadie hizo fotos del evento…a ver si en la próxima ocasión estamos más en lo que estamos)… Perdón, decía que como el entorno era otro, más propicio a una conversación más relajada y fluida, no pudimos (ni quisimos) evitar salirnos del guión, y así La sangre de los libros nos dio pie para hablar también de:
- La importancia que otorgamos a la lectura en nuestras vidas, al conocimiento, a nuestras bibliotecas privadas.
- Preferencias de lectura en papel y/o digital.
- Si prestamos nuestros libros o no, o preferimos regalarlos siguiendo el tópico de que “un libro prestado es un libro perdido”
- Gusto por la tapa dura o la tapa blanda. El libro como objeto.
- El bajo índice de lectura que tenemos en nuestro país a pesar de que cada día descubrimos a nuevos grandes lectores cercanos a nosotros que ni imaginábamos que pudieran serlo
- El papel de la biblioteca como “tercer lugar” de una comunidad, barrio, pueblo, etc.
- “San Google” nos puede dar miles de respuestas, pero solo un/a bibliotecario/a te dará la correcta 😉
En fin, nos salimos del guión, sí, pero salimos del “Larocha” con impagables sonrisas de complicidad lectora. ¿Qué más se puede pedir?
¡Felices Fiestas y Lecturas!
